Alrededor de las cuatro de la tarde de este sábado, Isidro Álvarez Jiménez, de 24 años de edad, fue encontrado muerto en el interior de una celda de la cárcel municipal de Juárez, Chiapas, donde fue ingresado por haber discutido con sus padres.

El detenido estaba identificado como una persona que padecía de sus facultades mentales. Aún así, el director de la corporación, Emir Calderón Hidalgo, y el comandante de guardia, Jacobo Rosales, ignoraron las medidas de vigilancia estrictas para el detenido.

La noticia del hecho asombró a la ciudadanía, y no dan crédito que el joven haya perdido la vida de esa forma en los separos de la corporación policiaca y en la guardia del comandante Jacobo Rosales, de quien se cuentan muchas historias sobre golpear a los detenidos cuando son encarcelados.

De acuerdo a datos recabados, el ahora occiso era originario de la comunidad Xochimilco, perteneciente al municipio de Ostuacán, pero radicado desde hace dos años en esta ciudad; fue ingresado a la cárcel municipal de Juárez el día viernes a petición de sus padres.

Al momento de su detención, el joven no presentó resistencia, por lo que los uniformados lo ingresaron a la cárcel donde aparentemente se ahorcó.

Los policías municipales lo encontraron muerto -se comenta–, alrededor de las tres de la tarde y sin dar aviso al Ministerio Público movilizaron el cadáver al Centro de Salud donde lo dejaron abandonado a su suerte, esto con la intención de evadir su responsabilidad.

Sin embargo, se supo que minutos más tarde los policías regresaron al Centro de Salud a pedir el cadáver pero la guardia del Dr. Rojas le hizo de su conocimiento que ya había dado parte al Fiscal del Ministerio Público porque la persona al parecer cuando ingresó a ese centro hospitalario ya estaba muerta.

Para Rosario Álvarez Juárez, padre del ahora occiso le resulta imposible aceptar que su hijo haya muerto en los separos de la policía municipal de Juárez, ya que manifestó que la mañana de este sábado le llevaron comida a su muchacho y lo dejaron bien.

Auria Jiménez Cruz, madre del joven, con llanto en los ojos y con un sentido reclamo de dolor solo pidió: “vivo le entregamos a mi hijo a los policías, que vivo nos lo regresen”.

Mientras, el alcalde Mauricio Camacho guarda silencio sepulcral sobre este vergonzoso hecho que hunde en el descrédito a esa administración.

Por su parte la Fiscalía de Distrito Norte a cargo de Pablo Liévano, trabaja en la investigación para esclarecer los hechos.